REFLEXION
Cuando empleamos determinado texto en el proceso didáctico, no debemos perder de vista que necesariamente acontece una transformación en el alumno, producto de su interacción con el material; pero además la performatividad pedagógica del docente requiere de la canalización de experiencias de aprendizaje que permitan conducir el desempeño del cognoscente hacia los objetivos trazados desde el momento en que se ha seleccionado el material. La actividad pedagógica no es un accionar exclusivo del maestro, sino que involucra a todos aquellos que participan en el acto educativo (maestros, alumnos y materiales); es una alternativa que se debe construir sobre la participación, el compartir la enseñanza y el aprendizaje. Enseñar a leer textos literarios es, a su vez, enseñar al alumno a reconocerse a sí mismo como también a conocer las más íntimas situaciones del hombre y de la sociedad. Es comprender que la literatura tiene no sólo una función escolar sino también social y cultural en la medida en que orienta a la formación de criterios estéticos y exige, por lo tanto, de una preparación comprensiva y graduada. Más que enseñar a leer literatura se debe guiar la experiencia personal del alumno dado que es en este interjuego entre la "conducta" del texto y la de él como lector puede descubrir, re descubrir e interpretar al mundo, al hombre, a sí mismo. La literatura bajo la óptica de la enseñanza es tanto sustancia estética de conocimiento como una actividad orientada al goce, al placer.
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