viernes, 10 de octubre de 2008


PREGUNTAS GENERADORAS

1. ¿Qué situaciones sedan en todo acto lector?

En todo acto de lectura subyacen dos situaciones: a) una práctica lingüística y, b) una actividad directamente relacionada con el quehacer humano, con las motivaciones, las experiencias y la vida personal, pues es un aprendizaje que se construye y se conquista paso a paso desde el momento en que el sujeto descubre y redescubre nuevos mundos, nuevos saberes. De este modo, la recepción individual se encuentra mediada por los acontecimientos vivenciales y por diversas recepciones que determinan, en gran medida, las motivaciones hacia la lectura.

2. ¿Por qué se dice que “La lectura se transforma en una actividad hermenéutica”?

La lectura se transforma en una actividad hermenéutica si se realiza interrogando al texto y si deja a éste responder, porque le permite al lector la construcción de interrogantes que hace extensivos al grupo social: lo individual y lo colectivo; entonces se interceptan en todo acto lector. Leer un texto es descifrar su significado; al mismo tiempo es agregar de acuerdo con una perspectiva personal una interpretación. En otras palabras, todo texto se caracteriza por su organización interna y su codificación múltiple. En el caso específico de la lectura literaria, la participación del lector se modifica, en la medida en que el universo de la obra es un universo inventado, (re)creado, ficcional en una palabra. De allí que la figura del lector se hace indispensable para construir el texto. La lectura literaria, que denominamos comunicación literaria, es una forma particular de comunicación entre el texto y el lector y puede estudiarse en dos niveles de análisis: a) entre el emisor (autor implícito) y un lector "virtual" y, b) entre el texto y el receptor. Tenemos, por lo tanto, al menos dos situaciones que se presentan permanentemente en forma simultánea: la extra textual, en la que se lleva a cabo la comunicación literaria entre un emisor-autor y un receptor-lector y la intratextual, entre un emisor-narrador-personaje y un receptor-narratario-personaje.

3. ¿Qué pasa cuando el lector-alumno enfrenta una obra literaria?

Ante todo podemos afirmar que se trata de un encuentro de naturaleza lingüística: las palabras de una página funcionan como señales que necesitan ser decodificadas para generar un proceso de significación. Esta es una operación compleja que requiere de la interacción de capacidades tales como la percepción, la imaginación y la memoria. El lector participa en una tarea de recreación que ocurre en un espacio temporal determinado. Puesto que esta actividad se origina en un lugar y en una época concreta, su realización descansa en actitudes y presuposiciones culturales específicas. El lector responde a la lengua como un ser social que comparte con otros miembros de la sociedad una manera de entender un campo léxico determinado por el uso común, pero también como un individuo cuya interpretación de las palabras está teñida por las experiencias vividas y por la experiencia en el uso de la lengua. En pocas palabras, la recepción individual de un texto narrativo es, a la vez, punto de llegada y punto de partida de una cadena de asociaciones, de acontecimientos e interacciones de naturaleza social, psicológica, estética, de situaciones históricas, de la tradición.

4. Cómo nos conduce el texto a la construcción de un universo imaginario? ¿de qué manera lo realizamos?

Para responder a estas interrogantes debemos analizar, por una parte, los hechos que hemos denominado observables y los no observables. Entre los primeros, hacemos referencia al contexto donde se desenvuelve la historia, el ambiente, las descripciones de los personajes, el lenguaje empleado, los diálogos y las marcas que definen la organización textual, etcétera. Entre los segundos, todos aquellos aspectos no cuantificables (como los sentimientos, las ideologías, las actuaciones) a los que el lector no tiene acceso directo y los infiere a través de suposiciones, de los vacíos, de los espacios en blanco. En suma, su experiencia de vida, de sujeto pensante, de sujeto "afectivo". De allí que ciertos textos más que otros provoquen la emergencia de contenidos de las distintas instancias psíquicas de manera semejante a como aparecen en los relatos oníricos y, pueden ser analizados, como si se tratara de un sueño, de una conducta. De modo que en este inter juego de manifestaciones conductuales se establece una relación transferencial entre el lector y el texto (no sólo con el texto objeto de su indagación); de igual modo toma contacto consigo mismo, con su mundo interior, sus fantasías, sus sueños diurnos. Este tipo de interrelación o proceso intersubjetivo bien puede ser bloqueador de manifestaciones o bien flexible, dinámico, variable de lector a lector, de época en época, de cultura en cultura.

5. ¿Considera que la literatura infantil le da al niño la posibilidad de fantasear”?

El lector introduce en su relación con la obra su experiencia continuamente cambiante y, a su vez, condicionada situacionalmente, entre ellas el conocimiento, la información, su biografía, sus bloqueos, sus perturbaciones que, como ser biopsicosocial posee de manera consciente o inconsciente. Los complejos procesos psicológicos que tienen lugar en el acto de lectura están mediados tanto por situaciones internas (imagos, afectos, represiones) como externas (la crítica, la enseñanza, la propaganda literaria). Este proceso al que llamamos transferencial surge espontáneamente en el momento que el lector comprende, internaliza, hace suyas las situaciones del texto y es inducido a hacerlas actuar una y otra vez, transformándolas de acuerdo con su propia visión, su punto de vista; a partir del cual el objeto estético comienza a emerger

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